10 decretos para que 2018 sea un año mejor

Destacado

 

Empieza un año, y no hay mejor momento para poner en práctica nuevos hábitos que faciliten el camino al bienestar.

Estoy segura que tú no eres de esas personas, pero no tienes más que mirar alrededor para encontrar quienes se quejan continuamente de todo lo que les sucede y llenan sus mentes con pensamientos que les impide disfrutar del aquí y del ahora.

Si me permites revelarte un secreto: las cosas que nos ocurren no determinan nuestro bienestar. Es la actitud que tenemos ante ellas las que nos hacen felices o desdichados. Cuánto más quejas, desesperanza, rencor, miedo, desolación o ira mostremos ante los acontecimientos, más probabilidades tendremos de que esos horribles hechos que nos atormentan sigan manifestándose.

Por todo ello, aprovechando este momento del año no vendría mal hacer un acto de conciencia y analizar qué tipo de hábitos, qué pensamientos, qué emociones dominan nuestra vida. Tras este darse cuenta viene el proponerse cambios que nos abran las puertas del equilibrio y el bienestar.

Llevo unos días trabajando mis propósitos 2018 y me gustaría compartirlos, así tal cual, en presente … para que empiecen a manifestarse desde … ¡ya! Si estás trabajando en tus propósitos del nuevo año, te aseguro que si incluyes los siguientes, 2018 podría ser diferente … para mejor.  ¿te animas?

18094981_425720334458579_6722218671210496000_n

1.- Decreto agradecer cada día. Apreciar lo bueno de las personas que me rodean, incluso de aquellas que creo que no tienen ninguna cualidad positiva. Buscar el lado positivo de los acontecimientos, incluso si son catalogados como “negativos”. Apreciar los pequeños detalles, inclusos los “insignificantes” como el mero hecho de … estar vivo.

2.- Decreto abrir espacio en mi vida.  Decido en este momento deshacerme de las cosas inútiles que guardo, con la esperanza de que alguna vez me harán falta. Por ejemplo, la ropa que no me pongo hace años y ocupa mi armario, donándola a quién seguro le hará mejor uso que yo. Dar una segunda vida a aquellos libros que leí y están tristes en mis estanterías. Practicar la ley de la abundancia que dice “para que lleguen nuevas cosas a tu vida, hay que hacer espacio”.

3.- Decreto expresar más el amor que siento.  No guardarme un beso, un abrazo, una muestra de cariño, un halago por miedo, por costumbre, por dejadez con la seguridad de que el hecho de ofrecer amor, atraerá más amor a mi vida.

4.- Decreto cuidar mi cuerpo. Cuidar y mimar mi cuerpo. Moverme, hacer ejercicio y practicar yoga. Decido que las prisas salgan de mi vida y darme tiempo para mí.  Prestaré más atención a lo que como y cómo lo como.  Elegiré una comida sana que me alimente y sane mi cuerpo. Saborearé cada ingesta, apreciaré el sabor, el color, la textura, masticando lentamente, en silencio.

5.- Decreto escuchar más. … Y hablar menos… La necesidad de hablar que tiene nuestra sociedad actual nos fuerza a tener que decir algo siempre. Muchas veces, quizás demasiadas no escuchamos al otro, no le damos la oportunidad de expresarse. Además de dar tiempo con mi silencio también me esforzaré por ver desde el punto de vista del otro.

6.-Decreto preocuparme menos y ocuparme más. ¿Cuánto tiempo he pasado preocupándome por cosas que nunca ocurrieron?  Me propongo no pensar en un hipotético futuro lleno de cosas terribles que estropean mi vida y llenar mis pensamientos de presencia, de aquí y ahora.  Cuando el primer pensamiento preocupante me aborde, decido decirme: “ahora no” y ocuparme de mis problemas como un reto, una oportunidad de aprendizaje y crecimiento personal. Cultivo mis pensamientos con la seguridad que harán surgir emociones positivas que llenarán mi presente.

7.- Decreto cambiar lo que puedo cambiar.  Salir de mi zona de confort. Poner en práctica todo aquello que sueño y expandir mi crecimiento. Dejar de tener miedo al fracaso y también… al éxito y ampliar mi perspectiva y vivir con nuevos horizontes.

8.-. Decreto aceptar lo que no puedo cambiar.  Me doy cuenta de que el control que puedo ejercer sobre algunos acontecimientos a veces es limitado y, alguna vez, imposible de cambiar.  Reconozco que la mejor solución para esto es la aceptación. Prometo abrirme a reconocer estas situaciones, sentirlas, experimentarlas y, finalmente aceptarlas…. “si, esto también”. Y si se me hace muy dura la situación utilizar el mantra prestado de mi amiga, “esto es temporal.

9.- Decreto que la alegría reina en mis días. Mi risa ha esperado tanto tiempo oculta que cuando ha sido liberada se muestra pequeña y débil, pero, a la vez maravillosa y tierna, como una flor. Regaré la flor de mi risa cada día, abonaré mi alegría y sembraré el humor en mi entorno. Decido tomarme las cosas con positivismo, con humor y echar unas risas… siempre que pueda!.

10.- Decreto ser feliz. Buscar la felicidad cada día, en las cosas que me sucedan; en los acontecimientos que la vida me presente sabiendo que todo tiene un propósito, aunque a veces, no sepa cuál.

Deseo que este nuevo año sea mucho mejor que el anterior para todos, que venga lleno de felicidad y armonía.

¡Feliz 2018!

Yo decido mi futuro profesional

Destacado

El otro día leí un post sobre los (largos) años que invertimos en formarnos, primero en la escuela, luego instituto y la universidad… toda una vida, sin duda. Unos pocos “privilegiados” tienen su futuro tanto estudiantil como profesional muy claro, ya sea por vocación, tradición familiar o simplemente por claridad mental; pero, ¿y los otros? Los miles de jóvenes que justo acaban su carrera y les embarga un sentimiento de incertidumbre; de no saber para dónde tirar profesionalmente. He tenido la suerte de trabajar con algunos clientes en su último año de carrera que me han manifestado sus dudas sobre su futuro profesional, acerca de si les satisface dedicarse a aquellos estudios que han dedicado los últimos años y, en algún caso el vacío y la profunda insatisfacción de tener que hacerlo.

Sea como sea, al finalizar la carrera se abre un periodo al que deberíamos dar su espacio, su importancia. Lo ideal es vivir este periodo con presencia, con protagonismo  y siendo muy conscientes a la hora de tomar las decisiones que seguro habremos de tomar. Reflexionar sobre cómo queremos ganarnos la vida no es una cuestión baladí y son muchos los beneficios de acertar con la profesión y también los peligros de no acertar.

talento.png

Si te encuentras en este periodo de tu vida, el dibujo anterior puede serte de gran ayuda y si me permites, tres consejos para que seas tú mismo quien decida tu futuro profesional. Allí van:

1.- Tómate tu tiempo y reflexiona sobre tu pasión, tu vocación, tu misión y tu profesión. Quizás necesites un día, una semana, un mes o un año.  Abre espacios de conexión contig@ mism@… ¿Qué deseo?  ¿Cuáles son mis valores? ¿Qué me gustaría estar haciendo dentro de dos años? ¿Qué me encanta hacer? En definitiva, se trata de encontrar el PROPÓSITO que no es otra cosa que la alineación de pasión, vocación, misión y profesión.

2.- Traza un plan de acción si ya tienes claro a qué quieres dedicarte, toma papel y lápiz y ponlo por escrito.  ¿Qué opciones tengo? ¿Qué acciones voy a poner en marcha? ¿Cuándo? ¿Qué recursos necesito? ¿Quién puede ayudarme?  En esta fase puede ser muy útil utilizar la técnica de los MAPAS MENTALES.

3.- Infórmate, investiga, pregunta y/o déjate acompañar. Internet  y las redes sociales son grandes herramientas para documentarse;  investiga todo lo que puedas y recurre a profesionales que ya ejerzan en aquello que pretendes sea tu profesión. Si aún así, sigues un poco perdido, mi consejo es que acudas  a un coach, que te acompañará y hará más fácil este camino hacia la vida profesional.

 Y, recuerda que «la energía y la persistencia conquistan todas las cosas«. Benjamin Franklin.

 

A diario vivo sin vivir en mí

Destacado

A diario tengo costumbre de despertar y vivir mi vida cierta con los mismos  rituales cada día. Desde hace años tomo mi camino a al trabajo dispuesta a  pasar  ocho horas y, dispongo de las tardes para disfrutar de mis actividades “variadas”, ¡sí! pero también bastantes ciertas, a su vez.

Dicen que el cambio es continuo en el mundo  pero yo pienso que el mundo  está sostenido por las rutinas de todos nosotros. ¿Qué seríamos los humanos sin nuestros rituales diarios? Necesitamos estar enfrascados en nuestras tareas y no  concebimos la vida sin llenar nuestras horas de cosas que venimos haciendo todos los días; así, desde la mañana hasta la noche. Y al día  siguiente, vuelta a empezar.

Nos encanta maldecir los  lunes y soñar con los sábados. Viviendo como si sólo en fin de semana fuéramos nosotros mismos, sólo en fin de semana pudiéramos ser felices. ¡Sólo en vacaciones la vida tuviera sentido!

Nos hemos programado una vida cierta,  con  muchos deberes y algún placer pero incluso, nuestras penas y sufrimientos nos aportan seguridad y certidumbre.  Y es entonces, donde ponemos el piloto automático y nos dejamos llevar y vamos haciendo, así, sin darnos cuenta. Nos gusta movernos en nuestra zona de confort. Es como vivir sin vivir en mí, como decía Santa Teresa de Jesús.

Y para completar nuestra seguridad nos vamos construyendo una existencia repleta de expectativas de lo que tiene que suceder, de lo que los demás tienes que hacer  o no hacer y hasta sentir. Y cuando la realidad es otra, nuestra  vida ser torna triste y decepcionante; el sufrimiento campa a sus anchas por nuestra mente y nos sentimos pobres víctimas del destino. Aún así, somos incapaces de tomar las riendas y salir fuera a cambiar las cosas, a engrandecer  aquello que somos. Es más fácil quejarse y dejarse hacer.

Pero la misma vida en su plena sabiduría a veces nos planta delante situaciones límites que, así de un plumazo nos da una patada fuera de nuestra zona. Y allí, en ese nuevo lugar, sustraídos todos nuestros hábitos, de nuestra vida cierta y con  una profunda  herida, vemos como todas nuestras  creencias no soportan la realidad y  nos quejamos amargamente de la injusticia que vivimos y en algún caso de qué sentido tiene la vida. Nos creemos ganadores inocentes de una lotería macabra, que se empeña en mostrarnos la cara amarga de la vida, quitándonos aquello que era nuestro. Tal vez sea una enfermedad, una pérdida,  a veces una muerte o, simplemente un despido.

Cuando se desencadena la tormenta en nuestras vidas, también  nos creemos  que el estado de dolor en que vivimos  es para siempre, que ya en nuestra vida no habrá luz, placer, felicidad, amor, paz, Y, eso no es tampoco así. Cuando el sufrimiento nos atenaza hay que recordar un principio que rige en la vida y, es el de  la impermanencia de las cosas: Nada es para siempre; las cosas vienen y van y es inútil quedarse aferrado a algo. A mi me gusta sentir que después de la tempestad vendrá la calma, o que en una tormenta, el sol está ahí detrás. Y no es posible la luz si no hay oscuridad o no conocerás la  felicidad si no has sentido el  sufrimiento. Y lo mejor es que tú puedes ser el protagonista del cambio.

EL MUNDO NO ES COMO ES SINO COMO ERES

Por ello, lanzo unas reflexiones que merece la pena cuestionarse:

  • Imagina tu vida presente cada momento, ni pasado ni futuro, una vida sin rutinas esclavizadoras y dispuesto a ¡VIVIR DE VERDAD! sin pilotos automáticos.
  • Imagina tu vida en la que te cuestiones tus creencias y caminas sin expectativas en nada y en nadie.
  • Imagina tu vida agradeciendo cada una de las personas y cosas que se presentan, sin juicios sobre si son bueno o malos.

Y ya habrás dado un gran paso hacia ese lugar llamado tu nueva vida.

La mente del principiante en las empresas

Imagen

En Japonés Shoshim (初 心)  significa “la mente del principiante”.

Durante mi dilatada carrera profesional en el mundo de los recursos humanos he vivido diferentes ambientes laborales, diferentes culturas organizativas y formas de hacer. He conocido años de bonanza financiera y años de crisis pero en casi todos los casos he notado como hay ciertos patrones de conducta laboral que se repiten.

Recordemos cuando en nuestras empresas empieza  un nuevo colaborador o un compañero y desde Recursos Humanos gestionamos los procesos de acogida y entrenamiento de los nuevos. Todos conocemos y alabamos las ventajas de un buen proceso de inducción; tales como acortar la curva de aprendizaje y  asegurarnos que el empleado sea totalmente productivo lo antes posible. Por todo ello, le mostramos “como se hacen las cosas  aquí” y como esperamos que sea su comportamiento. No pongo en duda la importancia que tiene este proceso en la vida profesional de este empleado y sus repercusiones positivas para la organización. Pero, también quiero remarcar que este proceso no está exento de ciertos riesgos.

Normalmente es una persona o grupo que se encarga del entrenamiento en las funciones y en las normas de conducta de la empresa. Todos confiamos que esa persona le transmita todo lo que su trabajo conlleva pero realmente no le está enseñando su trabajo, sus tareas, sino la visión que este empleado encargado del entrenamiento tiene sobre cuáles son y cómo se tienen que hacer las cosas. En estos casos se suele adoptar un enfoque imitativo (“hazlo como yo lo hago”).

En muchos casos esta forma de proceder nos reportará la eficiencia y productividad que esperamos en el nuevo empleado pero también es cierto que junto con la incorporación de una personas se está dando todas las condiciones para poder hacer las cosas de forma diferente, una nueva mirada  a como  venimos trabajando.

El nuevo empleado aporta a la empresa algo que considero valioso que es la mente del principiante y suelen venir con una actitud de apertura, entusiasmo y ausencia de ideas preconcebidas al abordar el trabajo. Todo ello puede significar una gran ventaja para la empresa en la que se incorpora porque los que ya llevamos tiempo en nuestros puesto y empresas muchas veces nos hemos “acomodado” a trabajar de ciertas formas que, siendo productivas pueden resultar poco eficientes. ¿O no?

mente-principiante

A estas alturas del siglo no descubro una gran novedad al afirmar que estamos viviendo una  creciente complejidad en el entorno económico, social y político que provoca una transformación en las personas y las organizaciones y, al mismo tiempo ofrece una oportunidad de desarrollar nuevas fórmulas en todos los ámbitos, incluido los recursos humanos. En este momento y, en el futuro inmediato, las organizaciones necesitan más que nunca estar abiertas al aprendizaje, a que las personas trabajemos de forma más colaborativa, en red, por proyectos, con nuevas formas de mirar los problemas antiguos. Deberemos ser capaces de encontrar el equilibrio entre transmitir el conocimiento y/o cultura oficial de la  empresa y en ofrecer espacio a las nuevas miradas.

Si me permites hacer de coach desde estas páginas te lanzo el siguiente reto. Son unas simples prácticas para redescubrir tu mente principiante y aplicar el concepto Shoshim. Lo primero, unas cuentas cuestiones para reflexionar. Segundo, una práctica sobre el terreno y después, que me cuentes cómo te ha ido la experiencia.

¿Cómo puedes abrir espacios para acoger el conocimiento de los nuevos en la organización?

Piensa en ti mismo, ¿En qué medida sientes que la forma en que te enseñaron tu trabajo era la mejor? ¿Cómo era tu actitud de tu primer día en tu trabajo actual? ¿Qué pensabas? ¿Qué sentías? ¿Qué has cambiado hoy para que ya no te sientas como esos primeros días? ¿Qué tendría que darse para “resetear” tu mente y aportar la frescura inicial?

Estoy segura de que a pesar de que has debido de cambiar mucho en este tiempo, vas a llegar a la conclusión de que aún tienes un cierto poder para sentir la apertura, el entusiasmo y abordar el trabajo con ganas renovadas. Son actitudes y por tanto factibles de ser elegidas, sea cual se la situación de la empresa o el mercado.

Por último, te propongo una práctica, cada mañana al incorporarte el trabajo, una afirmación que te acompañe todo el día del tipo “Hoy en mi trabajo manifiesto mi talento, mis ganas y mi creatividad”. Verás como las sincronías empezarán a aparecer en tu día a día; se trata de un darse cuenta y mirar cada día con el entusiasmo del principiante.

Año viejo y vida nueva

Se acerca el comienzo de un año nuevo y me encuentro reflexionando estos días sobre el lugar que ocupo en el mundo, cuestionando mi situación en la vida, en la familia, en la pareja, en mi círculo social, de amigos y conocidos; en mi trabajo, sobre mi imagen, mis anhelos y mis preocupaciones. Presiento que mi estado actual no es sino el enfoque y calidad de mis deseos pasados, de mis sueños de niña, que lancé hace muchos años al Universo. Vivo una realidad, consecuencia de las decisiones tomadas en base a unos valores y creencias inculcados sobre lo que podría llegar a ser y conseguir en la vida.

Desde un corazón removido por tantas emociones vividas últimamente, quiero dar gracias a la vida por todo lo que me dio, las oportunidades que me regaló, las enfermedades que tuve que sortear, los encuentros y los abandonos, las personas fantásticas que puso en mi camino y, aquellas otras que no lo fueron tanto. Todos y cada uno de ellos han sido unos maestros de vida fantásticos y han contribuido al Ser que soy.

Y ahora que se acaba el año solemos hacer un balance de lo vivido en estos últimos 365 días. Pasamos las experiencias vividas por el filtro de la mente que juzga y cataloga todo en maravillo, genial, horripilante o desastroso, poner algunos ejemplos. Y acto seguido sentimos la satisfacción o felicidad, el enfado o decepción por lo sucedido. Todo normal pero, y si te dijera que todo lo que sucedido ha sido lo perfecto para tu crecimiento, todo era necesario y justo en tu vida y, por tanto, una bendición; sin pasar por ningún filtro de bueno versus malo. Te invito al ejercicio de repasar este año desde esta nueva mirada, a no juzgar lo acontecido y preguntarte ¿para qué ha sucedido tal y tal cosa?

Y ya casi estamos en 2017 y como diría mi querido Buzz Lightyear en Toy Story: «Hasta el infinito… ¡y más allá!» estoy dispuesta a vivirlo. Pero no de cualquier manera, no en piloto automático sino de una forma consciente y como protagonista (co-creadora) de este año de mi vida. Este es mi propósito.

Decía Julio Verne “No hay nada como imaginar para crear el futuro, ya que lo que hoy es utopía será carne y sangre mañana”. Y me pregunto  «¿y si desde ahora mismo actúo como la niña que soy?». Me explico, se trata de vivir en un estado que tenga que ver con el sentir de los niños; seres realmente abiertos a creer que poniendo un enfoque de consciencia, todo será posible. Se trata de manifestar una inocencia infantil que se transforme en una mirada hacia delante desde el presente, sin el peso de las memorias y creencias limitantes de experiencias pasadas. Sería algo así como CREER PARA VER, dejando salir al niño que todos llevamos dentro. Parece al revés de lo que acostumbramos los adultos ¿verdad?

La vida es como hierro fundido listo para ser colado. Elige valientemente el molde y la vida lo conformará” El Mahabharata

Resultado de imagen de foto arco iris magico

¿Y si tomas consciencia de lo apasionante que puede ser el hecho de visualizar un día perfecto de tu vida dentro de doce meses? ¿Qué pasa ese día? Imagina la sensación al sentirte protagonista de tu vida. Siente ese día, respira cada hora, cada minuto y hasta cada segundo. Vívelo como si ya fuera. Ese día que hoy construyes como el molde tu vida y que es un instante de la vida que sueñas. Tal vez cuando ya entrado el año próximo y te suceda algunas “casualidades” que poco a poco te llevan a tu destino hacia ese día que ahora te propongo crear, sonrías y digas a la vida:» YO SIEMBRO EL FUTURO EN EL PRESENTE

La vida como un supermercado

Como mamá de tres,  la vida me ha destinado a tener que pasarme por el supermercado un mínimo de tres veces a la semana. Y de tanto estar en un sitio como que se convierte en algo simbólico: Mi vida como un supermercado. Si me lo permitís quiero compartir este flash que he vivido en mi última visita a una de estas tiendas.

Al pasar la puerta del super entras de vacío y, no sé vosotros pero yo casi siempre tengo un pequeño, un minúsculo shock de recién llegado al entorno; o es la temperatura, generalmente baja, o que ves a los muchos que pagan en las cajas y piensas “esto está hasta la bandera” y siempre siento «una sensación de comienzo». Eso mismo es el comienzo de la vida, un choque después de nueve meses bien calentitos, provistos de todo y, de repente, soltados literalmente en un entorno frío, donde lo primero que hacemos es llorar.  Y es en este punto que empieza todo,  la vida que vivamos depende de las decisiones que tomamos (o que toman por nosotros) desde el minuto 1.

37426688-Concepto-de-las-compras-en-el-supermercado-para-el-estilo-de-vida-del-consumidor-r-pido-Cesta-de-la--Foto-de-archivo

Volviendo al super, ¿Os habéis fijado que generalmente hay entre dos o tres pasillos por los que empezar el camino? y así, con nuestro carrito (o sin él y todo encima como buenamente se puede) vamos tomando productos desde sus estanterías, unos porque nos hacen verdadera falta (y lo llevamos en la lista de la compra), otros por un capricho momentáneo que nos sacude al verlo y parece que nos dice: “llévame contigo”. Según los expertos en Merchandising esto último ocurre un 50% de las veces. Siguiendo con el paralelismo, en la vida ya elegimos desde el comienzo el pasillo por el que vivimos y vamos a paso más o menos firme avanzando y tomando nuestros primeros amiguitos, nuestra escuela, nuestras primeras experiencias amorosas, los estudios y así vamos tomando lo que necesitamos y lo que se nos antoja ¿un 50% de las veces, también?

En ese punto he empezado a inquietarme y preguntarme cuántas veces he elegido en mi vida por un antojo, por un capricho o peor, con la «mente automática«, ¿qué elecciones de mi vida han sido desde mi valores, desde mi Ser? Ahí dejo las cuestiones cuando llego a la  sección de frutas.

Allí es, en medio de manzanas, peras y tomates, fue cuando tomé conciencia de que la vida es como un super pero sólo con camino de ida, que debemos elegir los pasillos con conciencia y tener un plan de vida para cubrir nuestra necesidad de ser feliz, de encontrar  la paz interior. Que no conozco a nadie que haya vuelto ni un minuto atrás a recuperar algo no vivido y aún así no damos con la clave de todo: vivir cada instante, estar presente, con la mente en el aquí y en el ahora. Como Eckhart-Tolle dice en una de sus muchas frases inspiradoras:

Date cuenta profundamente de que el momento presente es todo lo que tienes. Haz del Ahora el enfoque principal de tu vida».

Fue entonces cuando caí en cuántas veces en mi vida sin darme cuenta he  tomado “fruta podrida” de las estanterías de la vida, me la he llevado a casa y es más, me la he comido y he enfermado. Que muchas actividades que ocupan  mi tiempo no me aportan nada salvo eso, gastar mi tiempo de vida. Me pregunté ¿Cuántos productos de la sección TRABAJO me llenan? Pensé las veces que había comprado un 3×2 de STRESS, DECEPCIÓN y MONOTONÍA,  y ¿desde cuándo  que no tomaba la PASIÓN para mi bolsa?

Y lo mejor, que la decisión era mía, me dí cuenta que soy 100% responsable de los pasillos por los que transito y los productos que me llevo. ¡Dios mío! ¿En qué pasillo estoy ahora mismo? ¿Dónde quiero estar? ¿Qué productos estoy masticando y digiriendo y qué efectos producen en mí? Y lo más importante ¿Qué puedo hacer AHORA para cambiar lo que quiero cambiar antes de pasar por caja?

Feliz día!

¿Controlas tus 4C’s?

Ahora que llega la noche… ¿te has parado a pensar en que tipo de día has tenido hoy? ¿Qué emociones has sentido? ¿Qué ha significado este día en tu vida? ¿uno más o ha habido algo que ha enriquecido tu vida?  Estoy segura, sin temor a equivocarme,  que la mayoría de nosotros hemos tenido un día agitado,  o más. Hemos ido corriendo de un sitio para otro, a duras penas nos ha dado tiempo a acabar el trabajo o aquello que nos habíamos propuesto. Porque hoy en día todo el mundo tiene prisa. No nos paramos a pensar, no reflexionamos, no tenemos tiempo.

Y así nos va. Espero que los cinco minutos que te puede llevar leer el post sirva para una pequeña reflexión y que cada uno tome alguna idea para mejorar su vida. No pretendo cambiaros, pues a la única persona que uno puede cambiar es a uno mismo pero si quiero regalaros este espacio de tiempo para pensar en vuestras vidas, en cómo utilizáis vuestro cerebro, vuestro corazón y vuestro cuerpo.

¿Pensáis que el cerebro es importante? Si? No?- ¿Qué pensáis que es más importante vufile000894312228estro cerebro o vuestro ordenador? Y entonces ¿por qué cuando vuestro cerebro tiene “virus” no lo limpiáis, a qué enseguida que detectamos un virus en el PC le pasamos el antivirus. Nuestro cerebro, que tiene más de
100.000 millones de neuronas a veces se contagia de virus, se  tratan de malos hábitos que han hecho surcos, que han creado camino en nuestra cabeza, son acciones que hacemos inconscientemente. Pensemos, ¿qué estamos haciendo casi sin darnos cuenta? Os invito a romper hábitos, a salir de la zona de confort y a hacer las cosas de manera diferente.

Hablemos del cuerpo. ¿Os habéis fijado cuando paseáis por la calle que os cruzáis con gente que parece no tener energía?. Si me permitís el símil, la gente son como bombillas, unas van por el mundo apagadas, fundidas. DSC06038-BW.jpg¿Conoces a alguien que le preguntas cómo le va  y te contesta «Psssf«? ¡Está fundid@!. Y, sin embargo hay otras que van encendidas, con 1.000W de potencia. ¿Qué las diferencia? ¿Por qué unas personas desprenden una energía positiva  y otras, en cambio son negatividad pura? Una explicación está en las hormonas que segregamos. Y así, si generamos dopamina, conseguimos más enfoque. La adrenalina nos da vitalidad. La serotonina, confianza. Y la mejor… la endorfina nos da placer. Lo mejor de todo esto es que nosotros mismo podemos, a través de ciertas actividades, segregar las hormonas «guay» ….. el hacer algo de placer, comer, el amor, el estar enamorado, el sexo, el chocolate…. Nuestro cuerpo nos agradecerá si comemos bien, si descansamos, si escuchamos música, si reímos, etcétera. Pero la actividad estrella en la generación de hormonas positivas es el deporte. El deporte es fundamental para una vida mejor. Pensemos en cuándo fue la última vez que hicimos deporte. ¿Demasiado tiempo?

El corazón, ¿Cuántas veces late al día? ¿Cuánta sangre bombea? ¿cuántas veces habéis seguido los dictados del corazón? El corazón tiene unas 40,000 neuronas y muchas veces nos habla. Seguro que nos ha pasado de tener un problema y no encontrar la solución y, de pronto una mañana te levantas y zas!!  ya lo tienes. Es una corazonada, es la intuición que es tan válida  como las decisiones racionales del cerebro. Hagamos caso a los dictados de nuestro corazón y nuestra vida será mejor. 

IMG_8642

Finalmente, para emprender cambios en nuestra vida necesitamos coraje, valor, valentía, fuerza de voluntad. Llámalo como quieras. El coraje da coherencia a nuestra vida y ayuda en la obligada alineación de cerebro. corazón y cuerpo. Y tú ¿cómo andas de coraje?